¿Alguna vez has pensado en la vida como una simple sucesión
de hechos casuales, completamente aleatorios, y de los cuales nunca vas a tener
el control? Yo sí ¿Y sabes qué? Todo es mejor así.
Ya no tienes un destino, un camino marcado, una meta a la
que llegar, tienes una vida que no puedes controlar, regida por decisiones en
apariencia insustanciales, que pueden tener una consecuencia enorme en un
futuro no muy lejano. Son cruces de caminos, regalos, opciones que nos van
apareciendo. Son como el humo que nunca podrás atrapar entre tus manos, son
situaciones que escapan a tu control, no, no te sientas frustrado, siéntete
humano, es lo que eres al fin y al cabo, no eres una máquina, no manejas tantos
por ciento ni probabilidades, de hecho ni si quiera eres capaz de sacar la
tostada en su dorado perfecto, siempre te pasarás o no llegarás. Eres humano,
defectuoso, imperfecto y eso te hace único.
No almacenamos vidas como Super Mario, no nos hacemos más
grandes si nos comemos una seta (a no ser que sea alucinógena), no perseguimos
a nuestra princesa de castillo en castillo, o en todo caso, intentamos aprender
de los errores para que no la secuestren treinta veces seguidas… y digo
intentamos. Pero supongo que el perseguir sueños es lo que nos permite
levantarnos de la cama cuando esta nos aprisiona con el sueño y las mullidas
almohadas, quizás es eso lo que nos permite abrir los ojos y decir “Lucharé un
día más”
0 comentarios:
Publicar un comentario