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domingo, 30 de agosto de 2015

Love.

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Una silueta femenina mira a través de una ventana en una habitación oscura. Alguien la observa desde atrás. Es de noche. Las farolas del exterior transmiten una luz amarilla, como de pus.  En el cuarto hay una cama y está desordenada, las sábanas hechas jirones cuelgan como trozos de carne en un matadero y las almohadas, acuchilladas, están vacías de plumas. Hay sangre seca por las paredes.
-Nunca supimos estar juntos. Lo hemos intentado y siempre acabamos igual.- La mujer sigue mirando la calle a través del cristal.
-Tú te empeñaste, yo sabía que era imposible. Nunca me haces caso.
-¡Así que es eso! La culpa siempre la tengo yo ¿no?- Se da la vuelta y encara al hombre que tiene enfrente.- ¡Tú fuiste quien iniciaste este juego macabro! ¡Yo tenía una vida!
El hombre se peina el pelo hacia atrás con la mano, se queda callado, observando, y dice:
-Tú me seguiste. Al principio esto te parecía bien. Te advertí y aun así continuamos. Ahora ya no hay vuelta atrás.
-No...no sé qué va a pasar ahora. ¿Qué va a pasar Rick? ¿Lo nuestro ya se ha acabado? Dímelo tú por favor. Yo te quiero y no quiero perderte. Por favor Rick, por favor...
-No, no, tranquila. Creo que lo mejor es que nos separemos. Al menos por un tiempo. Déjame limpiar todo esto y veremos qué pasa después. Solo nos queda rezar.
-No quiero que nos cojan Rick. No. Si lo hacen nos separarán para siempre y no podría soportarlo, no podría...
Rick avanza hacia ella. Un cuerpo sin vida, el de una mujer, se interpone entre ellos. Lo sortea pasando por encima. Cuando llega junto a la ventana la coge por la cintura y la mira directamente a los ojos.
-Lo sé preciosa, pero es necesario. Esto se nos ha ido de las manos. Y no nos van a coger, no te preocupes. Pero para que eso no ocurra debemos separarnos.
-Yo solo quería complacerte. Haría todo lo que me pidieras ya lo sabes. Pero tienes razón, quizá esto es demasiado.
-No llores. Sé que todo lo hiciste por mí. He pasado el mejor año de mi vida desde que te conocí. Y créeme que lo que ha ocurrido esta noche ha sido la hostia. Pero si queremos que lo nuestro siga debemos pasar un tiempo alejados el uno del otro. ¿Comprendes?
-Sí, sí, claro, entiendo.
-Pues ya está. Ayúdame a limpiar todo este desastre. Coge el ácido de la mochila mientras llevo el cuerpo a la bañera. Se buena, pequeña.
Rick se echa el pelo hacia atrás, se agacha y con cara de esfuerzo coge el cadáver por los hombros. Lo arrastra varios metros por la habitación dejando un sendero de sangre. Al girar hacia el baño golpea una mesilla y cae algo. Un cuchillo manchado de rojo. Sigue con el cuerpo hasta que lo deja en la bañera.
-Cariño, se me ha caído el cuchillo. Ahí, sobre la alfombra. Recógelo anda, no me gusta que se golpee, era de mi abuelo.
La mujer coge el cuchillo y lo deja sobre la cama. Va hacia el baño con un bote de cristal en cuyo interior hay un líquido amarillento. Lo vacía sobre el cuerpo y poco a poco la carne, los músculos y toda la materia orgánica comienza a desaparecer.
-Al final lo vas a hacer mejor que yo nena. Ahora las sábanas y la alfombra.
Vuelven al dormitorio. Ella quita la alfombra manchada de sangre y la mete en una bolsa de basura. Él quita las sábanas de un tirón. El cuchillo vuelve a caer pero nadie lo ve. Ella le tiende la bolsa y él introduce ahí las sábanas. Luego se estira para coger las almohadas y al hacerlo mete de un puntapié el cuchillo bajo la cama. Las almohadas también van a la bolsa.
-Y ahora, ¿Qué hacemos Rick?
-Solo nos queda fregar las paredes y podremos irnos.
-Irnos...Cada uno por su lado. Y no volverte a ver. No sé si podré.
-Podrás. Has de hacerlo. Es eso o la cárcel. Tú en una para mujeres y yo en otra de máxima seguridad. Y entonces sí que no nos volveríamos a ver. ¿Quieres eso?
-No, no quiero...
No hablan más. Limpian la sangre de las paredes, cierran la bolsa de basura y se dirigen a la salida. Antes de irse Rick echa un vistazo para asegurarse de que todo está en orden. Abren la puerta y salen.
-Ahora irás a un vertedero, lo más lejos que puedas, y quemarás la bolsa, ¿vale? Yo cogeré el coche y me iré hacia el norte, tú debes  ir al sur. Cuanto más lejos mejor.
-Te quiero Rick. Más que a nadie. No voy a poder vivir sin ti.
-Sé que me quieres, ya me lo has demostrado. Por eso precisamente debemos separarnos. Pero por un tiempo. Pasados algunos años podremos encontrarnos y quizá volver a jugar a esto. Pero ahora es peligroso que sigamos viéndonos ¿entiendes?.
-Muy bien. Adiós Rick.- Se pone de puntillas y le besa.
-Adiós muñeca.
Él se pasa la mano por el pelo, hacia atrás. Se dan la espalda y se van. Cada uno por un camino diferente. Es de noche. Hace frío. El cuchillo sigue debajo de la cama.

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