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miércoles, 22 de abril de 2015

El rojo te sienta tan bien. (#PGLiteratos)

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Huye Yukio, escapa. No mires atrás. No dejes de correr. No lo hagas. O al final el destino te dará caza. ¿Cómo es la senda Yukio, dime, cómo es? ¿Ves el suelo bajo tus pies? Ya sé que no, tu vista te ha fallado, pero que no lo hagan tus pies. ¡Qué no lo hagan! La niebla que te envuelve es densa ¿Verdad? Aceitosa, espesa. Atraviésala, ¡Pártele el alma! Y observa los trozos que se desprenden de ella. Son recuerdos Yukio, los de una vida tras una máscara informe que iba pegada a tu propio rostro. ¿La conseguiste arrancar? Claro que no, claro que no.

 Besabas a mujeres y no lo disfrutabas, amabas otra cosa Yukio, amabas la muerte. Pero la muerte con torso masculino, aquella de huesos blancos que te miraba desde un rincón. Convivías con ella mientras te masturbabas pensando en aquel chico, el matón de tu clase ¿no es así? E imaginabas sus sangre oscura surcar tu vientre y su pene erecto introducirse en ti como una salamandra acusadora. Y llegabas al orgasmo más íntimo y más universal al mismo tiempo, aquel orgasmo de espíritu que expulsaba de tu cuerpo el semen caliente, sin vida, de un hombre torturado. Torturado por el pasado marchito. Ese pasado que deseabas, que anhelabas como si alguna vez hubiera sido tuyo.

 Era tu abuela la que te contaba todas esas historias de poderosos emperadores y peligrosos guerreros ¿No es así? ¿Son esas historias las que te han llevado a desenvainar la espada Yukio? Alzas el filo para que el mundo lo contemple, pero el mundo está ciego y tú no puedes devolverle los ojos. No llores más, no te refugies en la oscuridad. Es la hora Yukio, mátalos a todos.
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Yukio Mishima (cuyo verdadero nombre era Kimitake Hiraoka), nacido en Tokio el 14 de enero de 1925, fue un escritor atormentado, carcomido por el dolor que le producía una sociedad que no entendía y que veía abocada al fracaso. Sus obras son de una intensidad trágica, intimistas y cargadas de un sentimentalismo doloroso y a la vez profundamente humano. 
Murió el 25 de noviembre de 1970 realizándose el ancestral rito del seppuku demostrando así que no podía seguir viviendo tras la máscara que el mismo se había impuesto. Ahora solo nos quedan sus libros: la muerte y la vida hablando a través de sus textos.  


 

''Stop! It's Tea Time'' © 2010

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