Solo di mi nombre, una vez más, la última. Grita como si no
hubiera mañana, ya que es posible que no lo haya. La luz se ha ido y tú lo sabes, no finjas que es porque te
has tapado los ojos con las manos, sabes que la esperanza está perdida, que del
mañana ya no queda nada, que las sombras se apoderan del ahora y que el pasado
no cuenta. Todo en lo que creíamos se desmorona, las murallas caen, los
sentimientos no sirven, el color se ha ido, las alas nos han sido arrancadas y
solo conservamos una pluma, en recuerdo de lo que pudo haber sido y no fue.
El destino nos ha vencido, así que haz lo que nunca hiciste,
aprende a amar para odiar, vive para matar.
Ve y desperdicia tu vida, yo solo fui un error. El manchón
negro en la hoja blanca, así que ve y desperdicia también mi vida, ya no soy
nada. Adelante, ve y llévame contigo, pero si miras para atrás, solo el vacío
te devolverá la mirada, solo un vago recuerdo entre niebla.
Supongo que es demasiado tarde para llorar por el juguete
caído, la mascota perdida y el alma desterrada. Supongo que el corazón
desgarrado ya nunca volverá a funcionar como antes y el tic-tac irá perdiendo
fuerza hasta que al final inevitablemente se apague, como dejamos de ver una
estrella cuando se presenta la mañana, pero está bien, así es como quiero que
me veas, yo por siempre brillaré para ti, pero no es necesario que tú lo sepas
ni que contemples mi calvario, en los momentos de oscuridad confórmate con
saber que un alma siempre velará por ti y solo en esos momentos podrás
apreciarme como una estela de esperanza, un rayo de luz o una sonrisa brillante
en los labios de tu amigo. Tampoco te pido que pienses en mi, o siquiera que me
recuerdes, de hecho te imploro todo lo contrario, olvídame, así yo también
podré dejar de ser quién soy y únicamente te ofreceré mi luz como un sacrificio
silente.
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