Quizás debamos observar a nuestros amigos y ver cómo han
evolucionado, o más importante, como hemos crecido con ellos, gracias a ellos.
Aceptar que el tiempo pasa, que no somos imperecederos, que
la vida no se va a repetir, que es única.
Contemplar nuestros fallos y nuestros aciertos, nuestras
aventuras y desventuras, nuestros momentos de mala o buena suerte.
Es el momento de aceptar las despedidas que al fin y al cabo
son algo necesario para que haya un nuevo comienzo, ni mejor ni peor, solo
diferente.
Es el momento de hacer planes nuevos, de destrozar los
antiguos.
Es el momento de romper moldes y de abrirnos a nuevos
encuentros que rompan los nuestros.
Creo que es el momento de dejar de preguntarnos el porqué de
las cosas y empezar a preguntarnos ¿Por qué no?
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