¡Oh hermanas, mirad! Ya viene el Caminante. ¿No sentís sus
pasos en ésta nuestra tierra? ¡Escuchad! En silencio hermanas, pues aunque
queramos hablar no podemos. Está ahí arriba, por encima de todos nosotros; y
avanza, avanza con paso firme. ¡No se detiene! ¿Os dais cuenta? Sigue, sigue,
sigue; está a punto de llegar. Queridas mías es él, sin duda, el Caminante.
Centrad vuestros ojos en la distancia, esquivad los riscos que nos impiden ver,
deslizad vuestra visión por éste agua y decidme cómo son sus ropas. La niebla
es densa lo sé, pero pronto se disipará. Pronto la luz del gran astro iluminará
éste lugar de sombras. Muy pronto queridas mías, muy pronto.
Llevamos siglos aquí abajo, en este reino baldío y desolado.
Flotamos etéreas entre las ruinas de millones de rascacielos y cada día
contemplamos el horizonte llenas de esperanza. Nuestras manos atraviesan todo
lo que tocan, y creednos cuando decimos que estamos malditas. Corazones que no
laten desde hace milenios, venas vacías por las que no circula la sangre,
músculos atrofiados y miembros inútiles. Consumiéndose bajo tierra se hallan
nuestros cuerpos, pero nosotras somos algo más que simple carne. Somos aquello
que solo se consigue con la muerte. Pero estamos atrapadas, permanecemos
ancladas a un sitio al que ya no pertenecemos. Queremos escapar y por eso
esperamos anhelantes al Caminante. Él es el único que nos sacará de aquí.
Aunque no podamos hablar nuestra voz se oye clara y es
profunda. Gritamos en la oscuridad y nos convertimos en un eco transfigurado
que clama por la salvación. ¡Que venga a nosotras tu reino! Pero hágase nuestra
voluntad, satisfáganse nuestros deseos y sean escuchadas nuestras plegarias.
Solo pedimos salir de aquí. Estamos hartas de vagar eternamente, cuando ya el
mundo dejó de creer en nosotras. Nadamos en este mar blanquecino sobre el que
se alza el Caminante. Este océano glauco que tuvo muchos nombres y que todavía
ha de ser nombrado: unos lo llamaron laguna Estigia, otros Niflheim, Mictlán, o
Hitodama.
Fuimos olvidadas y hubo
un tiempo en el que éramos diferentes, pero ahora somos la misma cosa. Antes
teníamos atributos, cada uno el suyo, con los que nos adoraban y nos hacían
ofrendas. Recibíamos sacrificios y eso nos hacía fuertes, pero de pronto todo
desapareció. Se acabaron los rezos, las oraciones e incluso el nombrarnos con
fe. Perdimos el poder y así fuimos desterradas. Enterraron nuestros cuerpos de
bronce, que ahora se pudren, y escribieron nuestros nombres en libros de
ficción. Ya no renaceremos y nunca veremos el Ragnarök acabar con el mundo, ni
la barcaza solar de Ra surcar los cielos. Tampoco asistiremos al rencuentro de
Perséfone con Démeter y la germinación de los campos, ni contemplaremos las
patas de la gran tortuga Ao sosteniendo la bóveda celeste.
Eso es cosa del
pasado, creencias de unos hombres primitivos que murieron hace tiempo. Los que
dominan el mundo en el presente adoran a un dios informe que ni siquiera tiene
nombre. Veneran una trinidad absurda y patética que los domina a todos. ¿Por Él
nos habéis cambiado? ¿Por ese que durante cuarenta días y cuarenta noches os
mandó un diluvio para destruiros? ¿Aquél que es justo y bondadoso y permite la
miseria humana y los pecados capitales? Pobres los mortales, pues al menos
nosotras éramos sinceras y nos mostrábamos completas. Pero el Caminante viene.
Sus huellas se acercan y cuando alcance la cumbre más alta, todo será
descubierto. El humo se disipará y el Dios de ahora morirá como todos los
demás. Las divinidades olvidadas seremos liberadas al fin y las religiones
futuras se aplastarán antes de haber sido creadas. Todo se iluminará y el
hombre caminará solo a través de su propia creación. Cristo será crucificado
por segunda vez y Osiris despedazado de
nuevo. El Caminante desenmascarará a la virgen María y a Buda y él reinará
omnipotente en la tierra como en el cielo.
Porque el Caminante es la Verdad y cuando sea revelada, todo
habrá acabado.
Y aquí os dejo mi relato para el proyecto Una Imagen Mil Palabras de Reivindicando Blogger. Espero que lo disfrutéis y echéis un vistazo a la
Guau!! Impresionada me has dejado ¡Que crítica tan dura a la religión! La verdad es que la imagen que elegiste me encanta y el relato, aunque no es sorprendente teniendo en cuenta quien lo escribe, también me gusto mucho :) Aunque he de decir que he echado de menos que justificases el texto jajaja
ResponderEliminarUn beso
Angie
Tema poco original, pero bien redactado. Buena música escogida.
ResponderEliminar<< Lo esencial es invisible a los ojos >>.
Un saludo,
JJ.
Un texto interesante, con un estilo personal. Los tres primeros párrafos son muy poéticos, me gusta. Y la música, bien elegida.
ResponderEliminarSaludos!
Un texto con mucho ritmo de principio a fin, Maravilloso.
ResponderEliminarLa música perfecta.
Enhorabuena
Un buen texto de crítica a la religión, poético y cuyas palabras tienen fuerza. Me ha gustado mucho leerlo, me ha encantado el primer párrafo y las últimas frases.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo de tinta,
María
Ha pasado ya mucho tiempo pero yo leo los relatos ahora ejeje. Me ha gustado muchísimo, le has dado un toque poético mezclado con una fuerza al final que sin duda hacen que sea un gran relato. Aunque esté en primera persona no pierde ningún detalle. Qué pasada.
ResponderEliminarSaludos, Epo.