
Besabas a mujeres y
no lo disfrutabas, amabas otra cosa Yukio, amabas la muerte. Pero la muerte con
torso masculino, aquella de huesos blancos que te miraba desde un rincón.
Convivías con ella mientras te masturbabas pensando en aquel chico, el matón de
tu clase ¿no es así? E imaginabas sus sangre oscura surcar tu vientre y su pene
erecto introducirse en ti como una salamandra acusadora. Y llegabas al orgasmo
más íntimo y más universal al mismo tiempo, aquel orgasmo de espíritu que
expulsaba de tu cuerpo el semen caliente, sin vida, de un hombre torturado.
Torturado por el pasado marchito. Ese pasado que deseabas, que anhelabas como
si alguna vez hubiera sido tuyo.
Era tu abuela la que
te contaba todas esas historias de poderosos emperadores y peligrosos guerreros
¿No es así? ¿Son esas historias las que te han llevado a desenvainar la espada
Yukio? Alzas el filo para que el mundo lo contemple, pero el mundo está ciego y
tú no puedes devolverle los ojos. No llores más, no te refugies en la
oscuridad. Es la hora Yukio, mátalos a todos.
.............................................................................................................
Yukio Mishima (cuyo verdadero nombre era Kimitake Hiraoka), nacido en Tokio el 14 de enero de 1925, fue un escritor atormentado, carcomido por el dolor que le producía una sociedad que no entendía y que veía abocada al fracaso. Sus obras son de una intensidad trágica, intimistas y cargadas de un sentimentalismo doloroso y a la vez profundamente humano.
Murió el 25 de noviembre de 1970 realizándose el ancestral rito del seppuku demostrando así que no podía seguir viviendo tras la máscara que el mismo se había impuesto. Ahora solo nos quedan sus libros: la muerte y la vida hablando a través de sus textos.